¿Cómo llevarse bien con los compañeros de trabajo?
Quiero compartirles como me di cuenta de la importancia de las relaciones interpersonales en el trabajo. Si bien no nos podemos llevar excelentemente con todas las personas del trabajo, si podemos tener una relación funcional y en armonía que nos haga sentir bien ahí. Tener buenos compañeros y hasta amigos en un trabajo es esencial para que podamos estar más motivados y contentos.
Mi historia

Tenía un muy buen trabajo en una empresa mediana trasnacional de las llamadas fintech donde el equipo en general era muy joven, todos teníamos ganas de crecer profesionalmente, la oficina era muy moderna con videojuegos, mesa de ping pong y futbolito para cuando la gente necesitaba una pausa para despejarse del stress, cervezas los viernes para celebrar una semana más de éxitos, la mejor cafetera, buenas prestaciones, en fin, era una empresa innovadora y con mucho progreso para ella misma y para todos los que formábamos parte de ella. Cuando teníamos alguna visita ya fueran proveedores, clientes o candidatos, recibíamos siempre los mejores comentarios acerca de las instalaciones y del ambiente en general. No todos los colaboradores se llevaban siempre excelentemente bien entre ellos. Como en toda empresa a veces había juegos de poder entre ellos que tensaban algunas situaciones y que evidenciaban quiénes no se llevaban bien. Yo había procurado tener un buen equipo de trabajo y no meterme en otros departamentos donde no me habían llamado ya que en ese momento estaba a cargo de servicio a cliente y no tenía nada que ver con la planeación del presupuesto de mercadotecnia, por ejemplo.
Comencé a tener algunos problemas de salud que me impedían estar enfocada al 100% como antes en el trabajo. Estaba enfrentando un problema que nunca antes había vivido. Estaba preocupada por mi salud, pero tenía que continuar siendo líder del equipo. Poco a poco mi atención se fue centrando cada vez más en mis consultas médicas y en la planeación de operaciones a las que me tenía que someter y fui descuidando mi trabajo y mi equipo. Perdí la atención al detalle, empecé a olvidar los cumpleaños y las felicitaciones, y me volví hostil con mis compañeros.

Cuando logré recuperar mi salud física, unos 3 meses después, mis compañeros estaban muy lejos de mí. No había tenido la inteligencia emocional para apoyarme en ellos. En el momento que quise volver atrás a llevarme bien con todos como antes, era un poco tarde. Para este momento era evidente que buscaban mi reemplazo y aún en este momento no tuve la fuerza para hablar con todos y pedir una segunda oportunidad. Si, yo había tenido un problema de salud, pero eso no era motivo para volverme hostil con los demás. Tiempo después y ya estando fuera de esta gran empresa reflexioné en que esa hostilidad con la que comencé a tratar a mis compañeros era mi propia hostilidad con el momento que yo estaba viviendo y podría haberme comunicado mejor con todos para mantener tanto mi trabajo como su amistad.
Dentro y fuera del trabajo, cada persona tiene su historia
En un ambiente laboral, todos los colaboradores tienen sus propias historias fuera del trabajo. Se puede decir que usan una máscara en el trabajo que se quitan al llegar a sus hogares. Cada uno de nosotros cuenta su propia historia y por más profesionales que queramos ser, la realidad es que nuestra vida personal y nuestras creencias son las que definen la manera en la que actuamos en el trabajo. Basada en mi propia experiencia, yo les invito a que vayan más allá de lo que ven en el día a día en sus trabajos. Si alguien en su trabajo no les cae bien, dejen de ver al colaborador y vean a la persona. Interésense más por la mamá, el estudiante o el aficionado al fútbol que es su compañero y véanlo desde una tercera posición. Él también está viviendo su vida de la mejor forma para él y los suyos como lo hacemos cada uno de nosotros.
Quiero compartirles una metáfora con respecto a este tema. En mi canal de youtube, encontrarán esta misma metáfora, pero en forma de meditación guiada. En esta ocasión la historia es la siguiente:
Junior el patito de los bombones
Al salón de clases 3ºB de la primaria Pato, llegaba casi todos los días tarde y sin peinar, Junior. Los demás Patitos ya estaban sentados atendiendo clase cuando Junior llegaba a buscar la banca que había quedado libre para sentarse. El salón era pequeño como para no escuchar el ruido que Junior hacía en su búsqueda. Eso sí, a la hora del recreo, Junior era de los preferidos de todos porque era de los que mejor pateaban el balón de fútbol, quizá el mejor. Llegó la convocatoria para que la escuela primaria participara en el torneo local de fútbol, todos los niños estaban muy emocionados y poco a poco entre todos empezaron a hacer sus alineaciones y a planear sus estrategias para jugar. Practicaban durante el recreo y durante la clase de educación física hasta que alcanzaron un buen nivel.

Después de un mes les llegó la confirmación con las fechas y horarios del torneo y ellos tenían que jugar los miércoles a las 4 de la tarde contra otras escuelas. El primer miércoles en la escuela estaban todos emocionados porque era su primer partido. 15 minutos antes de salir de la escuela, Junior fue al baño y salió muy pálido sintiéndose mal. Se disculpó con el resto de su equipo y con Jaime que era el capitán, le dijo que se sentía mal del estómago y no podía jugar. Sin su delantero estrella, salieron a la cancha y ganaron al equipo rival. Al día siguiente todos estaban muy eufóricos y felices incluyendo a Junior a pesar de que se había perdido el partido.
El siguiente miércoles llegó y ahora Junior les dijo que no sabía si podía ir al partido. Finalmente, no llegó. El equipo Pato logró un empate esa ocasión. Ya en la escuela todos sus compañeros estaban muy enojados con Junior por no haber llegado al partido y era tanto su enojo que decidieron dejar de hablarle. Así pasaron los siguientes 4 partidos hasta que perdieron frente a otro equipo. Al salir de la cancha y al caminar media cuadra, los niños Pato se pararon en un puesto de dulces de la calle para comprar unos bombones y animarse un poco por la derrota. ¡Qué sorpresa se llevaron al ver que el vendedor de esos bombones era su gran delantero Junior! Quien ayudaba a su familia con el negocio familiar de lunes a sábado desde las 3 de la tarde hasta las 9 de la noche.
En las próximas entradas de mi blog, les hablaré más acerca del primer paso para cambiar de carrera. Por ahora, déjame saber tus comentarios y de qué te gustaría leer.
¡Gracias!
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